PUNTO DE ENCUENTRO
Andrea Alkalay – Esteban Pastorino, Fabiana Barreda – Adriana Solazzi, Josefina Robirosa – Sofia Mastai.
Del 01.07 al 22.07
PUNTO DE ENCUENTRO
ALKALAY – PASTORINO
El diálogo entre Andrea Alkalay y Esteban Pastorino aborda la noción de Paisaje, cuyas definiciones son múltiples y condicionadas según la capacidad de percepción del observador. Se plantean dos miradas distintas con procesos que giran en torno a la idea de lo natural como construcción cultural, entendiendo la reducción que implica el proceso fotográfico respecto a la experiencia directa.
Los collage de Alkalay presentan un paralelismo entre figuración / abstracción donde lo auténtico se encuentra con lo manipulado, superponiéndose. En primer término está la escenografía monocromática, y en segundo plano; su trasfondo digital. Estas dobles fotografías combinan códigos opuestos que se atraen como la percepción del color por su ausencia o la planicidad del papel a través del doblez. Explora lo ilusorio del paisaje natural y su descomposición cromática transfiriendo lo captado por la vista a los códigos de otro sistema (RGB).
Las panorámicas de Pastorino por su parte entregan un registro que podría asociarse con la objetividad fotográfica. Sin embargo, en el proceso de creación el autor manipula las obras desde el diseño y construcción de sus propias cámaras. La resultante es el producto de un proceso óptico-fotográfico que el ojo humano no puede recrear. Estas imágenes de 360 grados se generan con la rotación de la cámara y la exposición secuencial de la película durante varios minutos, distorsionando el espacio circundante y rebatiendo a la superficie plana. A su vez, el paso del tiempo queda condensado en una toma continua.
Ambos autores ponen atención en los gestos, artificios y en la materialidad del objeto fotográfico componiendo a partir de escenarios reales, un nuevo paisaje con otras lecturas.
ROBIROSA – MASTAI
Las obras elegidas de Josefina Robirosa y Sofía Mastai, encuentran su punto en común en las sutiles siluetas delineadas de figuras humanas. Concebidas desde diferentes conceptos, la síntesis en la línea de ambas autoras imprime movimiento a sus pinturas.
En esta serie de Josefina Robirosa se pone de manifiesto el arte óptico que abordó a mediados de los años 60. El elemento constante y unificador de aquel período fueron las bandas geométricas lineales de colores, con variaciones de grosor y tonalidades, que diseñan múltiples tipos de cuerpos y paisajes. Su lenguaje fluctúa entre la abstracción y la figuración. Parte de esta serie luego sería volcada en sus tan preciados tapices.
Sofia Mastai en cambio aborda sus pinturas desde lo gestual. Las grandes telas trabajadas en el piso le permiten ir contando su historia. A través de los trazos sin reglas predeterminadas, aborda la tela hacia un lado y hacia otro, dejando la huella de su propia vida. En la serie útero y por primera vez en sus pinturas, Mastai utiliza los límites de su propio cuerpo como símbolo inequívoco de un nuevo nacer.
En las obras de ambas artistas se articula un lenguaje donde las figuras están incompletas, esbozadas sutilmente con líneas que proponen indagar en un supuesto proceso de transformación. Así levitando, entrelazados y superpuestos unos a otros, los perfiles humanos delineados parecen incómodos, como si quisieran salir a la luz, recuperarse y hacerse presentes.
BARREDA – SOLAZZI
¨Casa de Mar» nace para esta muestra en un diálogo entre dos colegas y amigas que se reencuentran con el fin de regenerar los vínculos afectivos, físicos y poéticos entre los artistas y la comunidad. Fabiana Barreda viene hace varios años desarrollando junto con Oda el Proyecto Hábitat – Biocuerpos futuros – La Naturaleza es mi Hogar, en un proyecto que une ecología, tecnología, cuerpo y cuerpo social. A través de plataformas como: video, video instalaciones y filtros interactivos para Facebook e Instagram.
Casa de Mar es el amor que las une como sirenas, navegadoras de sueños y mares.
¨Adriana es una artista sensible y exquisita, su historia personal nace del mar, de su padre, que la llamó como el mar Adriatico, y construyó una camita para su muñeca en el barco que la acunó junto a las olas. Nos conocimos en el taller de Mónica Girón y allí descubrimos nuestra cercanía con el maestro Luis Benedit, canceriano arquitecto y sensible creador de casas. Adriana navegó uno de mis lugares en el mundo: el Cabo de Hornos, cerca de Ushuaia.
Somos almas gemelas.
Ambas en su casita velero NUBE, un pandora de German Frers una pieza náutica de ensueño, su capitana Adriana timonea la luz, la niebla , la fulguración plateada del río.
Con ella, mis obras ¨Casa de Mar¨ y ¨Levitar en el Mar¨se unen para estar cerca de las Nereidas, de Neptuno, de Darwin y rendir homenaje a los que navegamos las aguas de la Argentina y de los sueños del inconsciente.
Hoy los invitamos a este nuevo mundo, a revivir luego de la pandemia, a renacer del agua y bautizar nuestros nuevos cuerpos¨.
Fabiana Barreda