portadaMONICAFIERRO

Deshacer-rehacer-deshacer-rehacer, es no solo una manera de expresión del arte contemporáneo sino probablemente el fundamento de determinadas existencias.  

En mi práctica, los libros que utilizo son rescatados del olvido. Volver a visitar libros antiguos, que parecen inutilizables, verlos, tocarlos, trabajar con ellos, implica volver a darles un uso, un nuevo sentido. 

Transformo minuciosamente esta materia; el papel, recortando, enrollando, plegando. Construyo módulos, con o sin volumen, grandes, pequeños, de formas diversas. Se van uniendo a medida que la obra crece. El color está dado por el mismo papel; la tipografía, grabados, las manchas del tiempo y sus diferentes colores y formas.  

Guardo secretos en el interior de las piezas que realizo, fragmentos de historias, de ciudades, de arquitecturas. Mi obra está en permanente movimiento y mutación. Son formas danzantes que se sostienen por los diferentes métodos de manipulación de la materialidad pensados, meditados, pero básicamente por el estado intuitivo de las largas horas de producción.  El libro ya no se puede leer de la manera para la que fue creado. Propongo, en cambio, una nueva lectura, acaso más metafísica, multidimensional y abierta, donde el relato y la lógica se transforman en una experiencia del cuerpo.

Galerías de Obras

Mis piezas realizadas con libros reflejan las pasiones de mi infancia, que aún persisten: la danza clásica y el collage. Artes en las que fui iniciada durante la escuela primaria, junto con la música, el teatro, el bordado y la pintura.

Encuentro en los libros el material ideal para mi trabajo. Se convierten en espacios entre telones, incluso en verdaderos escenarios, donde aparecen, conversan y se van jóvenes, caballeros, flores y pájaros, dependiendo de la historia que desee contar.

Los libros se pliegan y se recortan, tienen tapas y a veces no. Otras veces, trabajo con ellos de manera más geométrica y en grupos. El humor también está presente en muchas de mis piezas.

También rescato hojas sueltas, percibiéndolas como páginas de libros llevadas por el viento, y las intervengo con bordados, creando una danza de pocas palabras, las suficientes para mí.

De este modo, el espectador redescubre el libro, ya no como un instrumento de lectura, sino como un objeto que también cuenta, tal vez, mi propia historia.


Serie MOVIMIENTOS

Recortes de hojas de libros en desuso pegados sobre tela

Medidas variables

Serie RECORTES

Recortes de hojas de libros en desuso pegadas sobre tela con marco

Medidas variables

La persistencia del tiempo

Por Verónica Molas

“El sujeto pensante … es efecto, consecuencia, de un previo horizonte natural como condición de posibilidad de su existencia”

Esteban Ierardo, “El agua y el trueno, ensayos sobre arte, naturaleza y filosofía”

La costura y su inevitable introspección, condensa un tiempo inscripto entre los pliegues y puntadas de cada una de las piezas de esta artista. Trabajos de pequeño y mediano formato, se agrupan a la manera de polípticos, y en una medida que roza lo intimista en una puesta común, a la manera de instalación artística. Respira la memoria del árbol en las hojas de añejos libros que Mónica reutiliza en su obra.

Poesía hilada

Como poros que oxigenan la palabra atrapada en pequeños fragmentos de papel (¿mensajes en cautiverio o resguardo?), Mónica Fierro elige hojas de viejos libros para construir sus ensambles (piezas escultóricas). Los rescata de libros que personas más o menos cercanas a su entorno afectivo le han obsequiado, en una clara estrategia de apropiación muy afín al arte contemporáneo. Las publicaciones que utiliza tienen orígenes de los más insólitos, desde religiosas hasta novelas de Corín Tellado. Su materia prima y base de investigación es el papel, el libro. Su obra comprime y reúne pequeños fragmentos a partir de sus hojas, en imágenes de recovecos, lleno y vacío que a la vez se revelan formas replegadas en un afuera/adentro de fortaleza y aparente fragilidad.

En otras piezas bidimensionales, donde la tipografía nombra a autores universales de la literatura, Mónica suma sus propias líneas de texto, gracias a los sutiles trazos que despliega en el plano como una escritura. Su procedimiento es intervenir las hojas con alfileres y puntadas microscópicas. Inspiradas en los haikus japoneses, la artista realizó esta serie dejando abierta la posibilidad de una lectura al revés. Otras veces, el hilo dibuja constelaciones de algún lejano cielo imaginado. Desde el pasado, la danza clásica reaparece en su concepción de las piezas: cuerpo de baile como unidad, pero al mismo tiempo cada bailarín con sus propias maneras de sentir. Como sus ensambles, que se encuentran y bailan (imagina la artista), una misma danza.


Serie ENSAMBLES y BORDADOS

Hojas de libros intervenidas

Medidas variables

DE LO POSIBLE A LO IMPOSIBLE


Muerte y transfiguración. Posibles impulsos formidables y viscerales.
Mónica Fierro en primera persona para la exposición Probable, Posible, Imposible, Necesario; Código Acotado. Galería Oda, 2023 curaduría Daniel Fischer.


De carácter orquestal, destinada a ser escenificada mediante una danza en la maniobra, las obras de Mónica Fierro instrumentan en el papel un renacimiento y una posibilidad de construir una escritura danzante en el espacio. Equilibrio y coordinación son algunas variables de la puesta en marcha para la creación de estructuras en las que suceden movimientos interjectivos con impresión o reacción súbita visual.


D.F: ¿cuándo iniciaste este tipo de trabajos, en qué año y a raíz de qué?
M.F: Los “rollos” surgieron luego del fallecimiento de mi papá en el 2016. Desde allí comencé a tomar el libro y desarmarlo por completo, desmontarlo. Tomaba las tapas, las arrancaba con fuerza al igual que las hojas. En ese proceso, con energía súbita, comencé a recortar cada hoja por separado, intentando hacer “una última lectura de ese libro” Sin importar su procedencia, su idioma, su contenido con una mirada rasante final, una mirada desactivada y desafectada de toda textualidad recortaba y enrollaba, como un mantra o una danza. Como estadio final, desde aquel día pego sin más como un renacimiento, para luego configurar espacios que en ocasiones se parecen nidos o fósiles extraídos de otro tiempo. Esta acción es una de las características más significativas que vienen teniendo mis trabajos, es decir sin pensar en el libro como suceso sino como una transfiguración del objeto.


D.F: ¿Cómo te encontraste con el papel y de dónde provienen, sobre todo en la obra nueva?
M.F: Me encontré con este material gracias a una cantidad de libros que se encontraban en mi casa “sin valor”, porque ya habían cumplido su ciclo. En soledad pensando en que podría hacer, comencé este camino.
En estas obras nuevas, los idiomas en los libros, son diversos como su impronta textual. Algunos libros son obsequios y otros comprados por mí. El color para mi debe ser más bien “té”, y esto creo habla del tiempo también. En general tienen no menos de 50 años de antigüedad. Hay partituras musicales, una Biblia en letra gótica, cuentos para niños en alemán y sueco, como así también libros en hebreo.


D.F: ¿Por qué esta materialidad?
M.F: Creo que desde muy chica, siempre tuve fascinación por el papel, por el collage sobre todo y por unir partes, “cosas” de diversos universos o mundos.


D.F: ¿Cuál es el desafío que te propusiste en esta exposición?
M.F: Salir al escenario con obra escultórica y en lo posible de formato mayor al que he venido trabajando, reafirmando mi manera de expresión y ver que me pasa frente a ellos cuando se corporizan a escala humana.


MONICA FIERRO
Es PROBABLE que mis trabajos sean un reflejo de mi vida.
Es POSIBLE que mis trabajos tengan la libertad que siento al realizarlos.
A veces pienso que es IMPOSIBLE que la gente entienda lo feliz que soy al trabajar en mi obra.
Es NECESARIO que al salir al escenario uno esté preparado para dar lo mejor y si falla está siempre el volver a pararse y seguir bailando.




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